GARCÍA, PURA MARÍA
«La muerte, al suceder, revela la importancia de la vida».Con esta frase abre sus versos este poemario. Un itinerario que cruza el umbral de situaciones y emociones que, en numerosas ocasiones, han hecho pensar en el suicidio a cualquiera de nosotros o nosotras. Se trata de un suicidio no entendido como la auto aniquilación, sino más bien como la comprensión de que en todo acto vital está incluido el suicidio, la posibilidad de no ser realizado. Estos versos se acercan a momentos como la aceptación de que uno de los «yo» que nos integran se suicida, cada día, para dar vida a otro yo; que la noche se ahorca con una soga de oscuridad para que el día sea posible o que las ceremonias, los ritos sociales, nos obligan a suicidar nuestros verdaderos e individuales deseos. El suicida que habita los poemas de este poemario no es un suicida dispuesto a morir, sino a vivir integrando el riesgo del final y la muerte que flota en todas las cosas y momentos de la vida.